“Clara estrella que Guipúzcoa contempló gozosa un día, Madre Cándida María de Jesús”. Brillante metáfora del Himno de la Madre Cándida, para recordar su nacimiento, el 31 de mayo celebramos el 170 aniversario. Pero la realidad de ese nacimiento no tuvo nada de brillante o estelar: En un pueblo pequeño (1.602 habitantes censados en 1843), Andoain, en un caserío Berrozpe –antigua casa torre venida a menos- un joven matrimonio –Juan Miguel y Mª Jesús –tejedor artesano y ama de casa- tienen su primera hija: Juana Josefa (Juanitatxo). Sólo con el paso del tiempo, acogiendo la luz del Espíritu en su corazón, su vida empieza a desprender luz, a iluminar. Y muchos años después la metáfora se queda corta, no es Guipúzcoa sólo, es la Iglesia universal la que con gozo contempla a Santa Cándida Mª de Jesús, al ser canonizada el 17 de octubre de 2010.Muchas cosas se nos han dicho y conocemos de la M. Cándida: su confianza en Dios Padre, su amor a Jesús, su entrega a la voluntad de Dios, su devoción a la Virgen, su amor a los pobres, su entrega a la educación cristiana, su afán misionero en un mundo que se le queda pequeño… y muchos otros detalles de su vida. Hoy recordamos algunos hechos que conocemos: los “desplazamientos” de Juana Josefa como emigrante primero, como seguidora de la voluntad de Dios siempre. Y desde esta evocación, con ella, con la luz evangélica y evangelizadora que irradia, miramos realidades de nuestro mundo.
Por Pilar Linde
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