06 mayo 2015

La justicia no parte de la equidad sino del clamor de los pobres

Hace unas semanas escribíamos un artículo sobre el “Principio misericordia” y, terminábamos el artículo, con algunos de los frutos de la misericordia. Hacer presente la misericordia en el mundo actual, no es sólo amar y preocuparse por el otro, es habitar el mundo desde al amor de Dios, es hacer presente la justicia, la solidaridad, la responsabilidad, la inclusión y la resiliencia. 
Queríamos decir unas palabras sobre la justicia, en un mundo marcado por la agresión terrorista, el abuso de los niños, la violencia contra muchas mujeres, las muertes de muchos inmigrantes en mares cercanos, el hambre y necesidad de millones de personas, las catástrofes y terremotos, persecución y asesinatos de cristianos, numerosas guerras abiertas y casi silenciadas. Cuando estoy escribiendo este pequeño artículo leo en la prensa, que mueren 52 civiles que un ataque antiyihadista en Siria, o las declaraciones de unas de las niñas que se escapó de Boko Haram, que degollaron a su padre delante de ella. Podíamos seguir y no parar hablando de una realidad que nos conmueve, nos desborda y nos horroriza. En medio de este sufrimiento no es fácil hablar de un Dios misericordioso, todo nos invita a enmudecer y al silencio. 
Por Juan Antonio Mateos Pérez

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