Desde finales de 2014, esperaba con ilusión el saber dónde iba a
realizar mi experiencia apostólica, y el 1 de enero, nos reunieron para
comunicarnos el lugar. La verdad es que me daba igual, ya que no conocía
ninguna Comunidad de esta Provincia (América Andina).
Pero “a Dios no le daba igual” el lugar, ha sabido enviarme donde pudiese continuar mi proceso interior y a la vez pudiese colaborar, en este caso, en la obra apostólica de esta Comunidad de La Plata-Villa Ocampo-Montevideo, el Colegio “Corazón Eucarístico de Jesús”.
Ha sido un “verdadero paseo de la mano de Dios”, pues ya desde el viaje, el salir de lo poco conocido de este país y el llegar a otra casa, lo hice con mucha tranquilidad, cosa que agradezco, así pude disfrutar y ser consciente de lo nuevo.
Los primeros días fueron como es lógico de conocimiento, poco a poco de lugares y personas. Pronto empezaría el ritmo del colegio (que ya echaba yo de menos y tanto me gusta) y había que tener las cosas preparadas para recibir a los protagonistas…así que carteleras, organización de horarios y refrescar o aprender lo que la Madre Cándida tenía tan claro para todos. Todo esto iba ocupando los primeros días.
Entre medias, como no, el compartir y estar con las Hermanas, conocernos, risas, y al ser la mayoría españolas, pues el volar con la imaginación y hablar de nuestro país, familias…hermanas que conocemos, de nuestros colegios…
Pero “a Dios no le daba igual” el lugar, ha sabido enviarme donde pudiese continuar mi proceso interior y a la vez pudiese colaborar, en este caso, en la obra apostólica de esta Comunidad de La Plata-Villa Ocampo-Montevideo, el Colegio “Corazón Eucarístico de Jesús”.
Ha sido un “verdadero paseo de la mano de Dios”, pues ya desde el viaje, el salir de lo poco conocido de este país y el llegar a otra casa, lo hice con mucha tranquilidad, cosa que agradezco, así pude disfrutar y ser consciente de lo nuevo.
Los primeros días fueron como es lógico de conocimiento, poco a poco de lugares y personas. Pronto empezaría el ritmo del colegio (que ya echaba yo de menos y tanto me gusta) y había que tener las cosas preparadas para recibir a los protagonistas…así que carteleras, organización de horarios y refrescar o aprender lo que la Madre Cándida tenía tan claro para todos. Todo esto iba ocupando los primeros días.
Entre medias, como no, el compartir y estar con las Hermanas, conocernos, risas, y al ser la mayoría españolas, pues el volar con la imaginación y hablar de nuestro país, familias…hermanas que conocemos, de nuestros colegios…
Por Gemma Torres
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