10 abril 2015

“¿Eso de la cooperación sirve para algo?”

Marcela tiene 13 años y vive en Santa Lucía La Reforma, una pequeña población rural que se encuentra en Totonicapán, Guatemala. Vive con su madre y sus cuatro hermanos pequeños y cuentan con pocos recursos. Su madre tiene que salir a trabajar y es ella quien, antes de ir al colegio, da de comer a sus hermanos. “Me levanto a las 6 de la mañana, lavo el maíz, lo pongo al fuego y preparo la comida a mis hermanos para poder ir a la escuela después”. A pesar del largo camino que tiene hasta su escuela, Marcela siempre tiene ganas de aprender. Es una oportunidad para cambiar su futuro y mejorar su situación y la de su familia. Su sueño es convertirse en maestra y enseñar a muchos niños y niñas.
Esta historia me recuerda a la pregunta que me hizo una vez un amigo y que decía: "oye, y tú que estas en eso de la cooperación, todo lo que hacéis, ¿sirve para algo? Porque da la impresión de que el mundo sigue hoy igual de mal que hace unos años". He de reconocer que la pregunta inicialmente me irritó, pero luego caí en la cuenta que era una duda legítima y cargada de lógica. Tenemos que ser capaces de mostrar que todos los esfuerzos que se hacen en el mundo de la cooperación sirven para mejorar la vida de las personas más vulnerables. En el fondo, la cuestión que queremos contestar no es otra que esta: ¿y la gente más pobre de este mundo, hoy vive mejor o peor que hace unos años? Porque sería intolerable que las cosas no cambiaran. Sería injusto e inmoral.
Por Ramón Almansa (Entreculturas)

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