22 abril 2015

Cuatro obviedades inquietantes sobre la crisis de la inmigración

Mientras escribo estas líneas, la muerte de cerca de mil seres humanos en el Mediterráneo ocupa por unos minutos un espacio preferente en los medios de comunicación. Los pobres tertulianos se desgañitan para decir algo original sobre este asunto, distraídos como estaban por el otro drama humanitario de Rodrigo Rato, y el Presidente Rajoy se ha apresurado a escandalizarse sin ocurrencias y detener las devoluciones en caliente durante los tres días de luto oficial.
A riesgo de que este blog acabe aburriéndoles, merece la pena repetir una vez más algunas de las obviedades sobre el drama del Mediterráneo que habremos olvidado mañana después de comer:
- No todos son lo mismo, no todos son retornables: El Telediario de La 1 abría el lunes por la noche hablando de los “inmigrantes irregulares procedentes de Siria”. Tal vez el redactor ignora (aunque yo lo dudo) que quienes huyen del conflicto y la persecución en Siria (Somalia, Eritrea, Sudán del Sur, Afganistán, etc.) son candidatos directos al asilo por parte de las autoridades europeas. No son inmigrantes económicos, ni delincuentes, ni una obra de caridad, sino la obligación legal de un Estado en el siglo XXI. El hecho de que algunos países europeos hayan decidido ignorar estas obligaciones (19.140 peticiones procesadas en España entre 2010 y 2014, por 157.140 de Italia y 434.260 de Alemania, según el ACNUR) no las hace un ápice menos obligatorias.
Por Gonzalo Fanjul

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