Imagínate que la vida fuera el escenario de un concurso donde tuvieras
que demostrar al jurado y al público que tienes suficiente talento como
para seguir adelante, que tú realmente sí que vales. Un foco se ilumina
sobre ti, solo en medio del escenario; un teatro entero, que ya ha hecho
un juicio sobre tu aspecto, contemplándote, en silencio, esperando tu
actuación; y la mirada de un jurado que puede interrumpir en seco tu
representación si esta no le gusta... Si aun así consigues llegar hasta
el final, todavía te queda aguantar los comentarios críticos del jurado,
que no ha perdido ojo sobre ti... ¿pasarás adelante o no?
Por Sergio Gadea sj
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