23 marzo 2015

"HABÍA PECADO. Lo sabía"

"Yo no esperaba misericordia. Había pecado. Lo sabía. Y no era una tontería. Había fallado a mi marido, y a mis hijos. La ley me condenaba... Y aquellos hombres que me rodeaban, con sus semblantes llenos de odio, me despreciaban por ello. No sé si en aquel momento sentía más dolor por la culpa y el daño que había hecho a los míos, o miedo por las piedras que veía en las manos de la multitud. Entonces apareció aquel hombre, Jesús. Yo no lo conocía. Supuse que, como tantos otros, me condenaría. Pero él dijo algo que nunca he podido olvidar: «El que esté sin pecado, que tire la primera piedra». Fue como un trueno. Aquella frase dejó a todos en silencio. Yo veía las caras de aquellos hombres, conmocionados por esa verdad. Y es que, ¿quién no tiene su porción de pecado? Entonces, uno, muy anciano, dejó caer la piedra al suelo. Y tras él, el resto. Uno después de otro. Yo lloraba, ahora con una mezcla de dolor, alivio e incertidumbre.
Entonces él se levantó y me levantó. Y en sus ojos no había condena ni reproche. Me habló de perdón. Y yo sentí que tenía otra oportunidad. Ante mí se abría, de nuevo, el futuro, y la posibilidad de rectificar, de reconciliarme con los míos… Y desde entonces, y para siempre, creo."

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