Quien dice Facebook, puede decir igualmente Twitter, Google… Cotizan en
bolsa, manejan intereses. Las grandes compañías que manejan las redes
sociales se hacen millonarias. Es un hecho. ¿Qué venden exactamente?
Efectivamente, casi nadie lee los términos de uso; son cosas
para expertos y esperamos que nos hagan un buen resumen amablemente.
Así, actualización tras actualización, todas estas grandes compañías de
la red van ganando terreno. Su gran fuerza es nuestra desidia y
desinterés. Y nuestros deseos “de gratuidad” a toda costa. Mientras no
nos toquen –directamente- el bolsillo… ¡que hagan lo que quieran!
Lo gratis, en la sociedad del mercado y del consumo, no existe. A
ver si nos enteramos. ¡Bueno! Digamos que es extraordinaria. Pero ni
Facebook, ni Twitter, ni Google o ni quien sea del mismo percal, cotizan
en bolsa por su logo atractivo y sus bondades sociales. Su producto eres tú, soy yo. Información y más información que corren por las venas omniscientes de la red.
Lo que ves, los que te ven. Dónde, cuándo, en qué momento, cuánto
tiempo, cómo… ¡Prácticamente todo! Lo que te gusta, lo que les gusta de
ti. Lo que llevas entre manos y te preocupa, lo que te interesa también.
Dónde vives, dónde vas, qué eliges. De ahí se puede sacar fácilmente
cuál es tu dinero. También por el dispositivo, o los varios, desde los
que te conectas. Todo, o casi todo, está ahí. Y luego se vende.
Podríamos decir que “se trafica”, si no fuera porque tú y yo hemos dado
nuestro permiso y consentimiento para convertirnos en eso que hace más
ricos a algunos y que busca, porque sin duda está en su ADN, nuestro
éxito y felicidad máxima. ¡Estoy convencido!
Por José Fernando Juan Santos
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