16 febrero 2015

PERDONARSE tras el FRACASO

Es curioso cómo en diferentes longitudes y latitudes se van trastocando las escalas de valores y lo que aquí es importante allí es secundario. Nos ocurre, por ejemplo, con la verdad. La manifestación de la verdad es tan primordial en Estados Unidos que la mentira sobre un asunto de faldas estuvo a punto de llevarse al presidente Bill Clinton al hoyo. En Europa, sí meses después de que empiecen los rumores, nos enteramos de que el presidente de Francis deja a su mujer, que no es la madre de sus hijos, que nunca fue su mujer, por una joven modelo, mintiendo a diestro y siniestro, no sólo no lo criticamos o buscamos la forma de sacarlo del Elíseo, sino que alabamos su bravuconada y ensalzamos su buen gusto en un gesto más propio del sumiso al macho alfa.
Por María Solano

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