16 febrero 2015

EN DIOS

La entrega de la vida se consolida en el día a día
y se comprueba en el dolor,
lo pequeño y lo que parece rutinario e insignificante
es crisol donde se crea el hábito
y permite expresar en la dificultad
espontáneamente y con naturalidad
lo que cada día nos impulsa, nos mantiene.

Mirada perdida deseando comunicar,
esfuerzo por respirar,
felicidad al compartir una noticia,
interés por cada persona que se acerca,
lucidez en la mente y en el corazón,
encajar y afrontar la muerte de cara.

Y fortaleza, gran hondura humana,
al expresar lo que se vive,
la crudeza del momento
que ayuda a quien está a su lado
a resituar lo importante, relativizar y valorar,
exprimir cada momento compartido.

Hondas comunicaciones sin palabras,
silencios que acompañan,
serenidad de quien sabe a Quien pertenece,
dolor y sufrimiento compartidos
que estrechan lazos, que generan familia,
que centran la vida.

Hilos entrelazados
generadores silenciosos de trama.
La entrega de la vida se consolida en el día a día.
Solo quien así vive
puede enfrentar con serenidad, valor y grandeza,
el dolor y hablar de cara a la muerte.
Ana Zubiri, FI
Publicado en el Facebook de Hijas de Jesús

1 comentario:

Anónimo dijo...

profundo sencillo hace pensar....gracias