Hoy, parte del claustro del Colegio San José de Medina del Campo, no hemos iniciado en la Danza Contemplativa, siguiendo los pasos de Mª Victoria Hernández.
El taller, titulado “Danzar con Santa Teresa” era totalmente nuevo para nosotros, algo que no habíamos practicado nunca, y al terminar y compartir opiniones con las demás participantes, hemos coincidido en nuestra sensación, ha sido una experiencia muy grata, ya que La Danza Contemplativa, a través de sencillas coreografías, nos va conduciendo poco a poco a la quietud interior, al silencio y a la serenidad, pudiendo llegar a convertirse en una oración.
En palabras de Mª Victoria, la Danza Contemplativa es una humilde respuesta al Amor, a la Fuente que nos habita.
Es también la expresión de lo que se mueve en el interior humano. Unas veces es una acción de gracias, otras una petición, en otras aparece la humildad, el abandono, el saberse sagrado... todas las actitudes del que se sabe transcendido, inundado de Alguien que es más grande que sí mismo.
La danza es un anuncio de la alegría, la paz, las relaciones de igualdad, de respeto y de hermandad a que estamos llamados/as. Es un pequeño laboratorio donde se practican nuevas actitudes que después pueden trasladarse a la vida cotidiana. Es un lugar donde beber, alimentarse de la oración y de una forma profunda de relacionarse, desde el corazón.
Sin duda, hemos fortalecido el sentimiento de hermandad, lo que tanto agrada a Dios, una relación entre hermanos que conlleva la escucha profunda de lo que Dios pone en nuestros corazones.
El taller, titulado “Danzar con Santa Teresa” era totalmente nuevo para nosotros, algo que no habíamos practicado nunca, y al terminar y compartir opiniones con las demás participantes, hemos coincidido en nuestra sensación, ha sido una experiencia muy grata, ya que La Danza Contemplativa, a través de sencillas coreografías, nos va conduciendo poco a poco a la quietud interior, al silencio y a la serenidad, pudiendo llegar a convertirse en una oración.
En palabras de Mª Victoria, la Danza Contemplativa es una humilde respuesta al Amor, a la Fuente que nos habita.
Es también la expresión de lo que se mueve en el interior humano. Unas veces es una acción de gracias, otras una petición, en otras aparece la humildad, el abandono, el saberse sagrado... todas las actitudes del que se sabe transcendido, inundado de Alguien que es más grande que sí mismo.
La danza es un anuncio de la alegría, la paz, las relaciones de igualdad, de respeto y de hermandad a que estamos llamados/as. Es un pequeño laboratorio donde se practican nuevas actitudes que después pueden trasladarse a la vida cotidiana. Es un lugar donde beber, alimentarse de la oración y de una forma profunda de relacionarse, desde el corazón.
Sin duda, hemos fortalecido el sentimiento de hermandad, lo que tanto agrada a Dios, una relación entre hermanos que conlleva la escucha profunda de lo que Dios pone en nuestros corazones.
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