23 febrero 2015

Añagazas, supuestamente “espirituales”, para ocultar el evangelio

Del Diccionario de la Real Academia Española: “añagaza”: artificio para atraer con engaño. En nuestro caso, artificios para ocultar o desvirtuar el evangelio. Dicen que “espirituales”…
– Las palabras solemnes para ocultar las cosas sencillas, las palabras complicadas para ocultar la claridad del mensaje evangélico. Claro: si hablas sencillo, “éste no sabe teología”. Si no citas tras cada frase o pones no sé cuántas notas a pie de página, “éstas son opiniones sin fundamento”. Los mil matices: “digo, pero claro hay que tener en cuenta, y esto no siempre; aún así habría que ver, etc, etc, etc”: al final de tanto matiz (y de tanto mareo) no queda nada. El Jesús del evangelio no perdía mucho tiempo en matizar, y eso les ponía nerviosos a los rabinos “¿de dónde saca eso? ¿qué nos va a decir un nazareno a los de Jerusalén?
– La compartimentación, dividir el evangelio en compartimentos para especialistas, con más negociados que un ministerio… El negociado de lo social: ya se sabe, para aquellos que visten de cualquier  modo y no rezan; el negociado de la liturgia: ya se sabe para aquellos que cuidan el detalle y la ceremonia, pero lo demás no tanto; el negociado de los de la doctrina: todo lo tienen claro y no pierden tiempo escuchando, y si la realidad cuestiona la doctrina, pues peor para la realidad (es decir, para las personas que la sufren). ¿A qué negociado adscribimos a Jesús? Me temo que es “inadscribible”, porque a Él le importa todo el hombre, porque el evangelio es unidad como la persona humana…
Por Darío Mollá sj

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