11 enero 2015

Yo soy un musulmán centroafricano

El día después de que unos integristas islámicos asesinaran a tiros a doce personas en París, Naciones Unidas hizo público un informe denunciando que en la República Centroafricana se está produciendo una limpieza étnica de musulmanes. Para los europeos, justamente sumidos en el dolor y la indignación ante la masacre de Charlie Hebdo, esta segunda noticia ha pasado desapercibida.
Miles de personas han sido asesinadas en la República Centroafricana desde que hace dos años un grupo rebelde mayoritariamente musulmán, la Séléka, se alzara contra el Gobierno desde sus bases en el norte. Tras ocupar la capital, Bangui, los Séléka se lanzaron a una brutal campaña de crímenes y saqueos, provocando la creación de otro grupo armado, los Anti-Balaka,  conformado en su mayor parte por cristianos y animistas. Lo que en principio era un episodio más de lucha por el poder y los recursos en un país que ha vivido ocho golpes de estado desde su independencia, se envenenó pronto con tintes religiosos. En diciembre de 2013 los Anti-Balaka arrebataron el control de Bangui a los Séléka y dio comienzo la venganza.
Por Gonzalo Sánchez Terán
Director del Servicio Jesuita a Refugiados en República Centroafricana

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