03 enero 2015

¿Qué ven en esa fotografía?

Un policía y un emigrante.
La información no los hermana en la tragedia, simplemente los separa en la legalidad: uno dentro de la ley, el otro, fuera; uno provocador, el otro, provocado; uno criminal, el otro, víctima.
Esto es lo que veo yo: Un policía muerto, un emigrante al borde de la muerte, dos vidas arruinadas para siempre, dos seres humanos privados de su futuro.
Y esto es lo que me pregunto: ¿No son los dos, víctimas innecesarias e inútiles de unas leyes inicuas, que cierran a los pobres los caminos que puedan llevarles a la normalidad cotidiana de un pedazo de pan? ¿No es la nueva Ley de Extranjería la que arroja a las vías del tren las esperanzas, la vida, de millares de personas? ¿Quién tiene tanto interés en desesperar a los pobres, quién se obstina en llevarlos a jugar con la muerte cada uno de los días de sus vidas?
Hoy todos dirán que un emigrante mató a un policía. Yo les pido que lo piensen antes de decirlo, y puede que vean que el emigrante se murió con él.
Por Mons. Santiago Agrelo OFM

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