El pasado viernes Francisca Oyarbide cumplió 100 años. Y el sábado la comunidad de Mostenses (Salamanca) y en ella toda la Congregación y su familia lo celebramos dando gracias a Dios. Así nos lo cuentan desde Salamanca:
Cada persona tiene una historia distinta e irrepetible. En ella se trenzan acontecimientos, nombres, memorias, proyectos. Todo va entrando en nuestra historia junto a aquellos que comparten nuestro camino y a los que nos unen todo tipo de vínculos y que determinan quiénes somos. Esto es lo que hemos Celebrado hoy, con una gran alegría. Nos han acompañado una presencia muy numerosa de la familia de Francisca, hermanas de las comunidades de Salamanca y otras de comunidades próximas. Nos ratificamos en esa peculiaridad tan especial en la forma de ser de nuestra hermana Francisca.
Ha sido un día entrañable, lleno de rostros y de cariño e impregnado por un fuerte ¡GRACIAS, SEÑOR…! La Eucaristía tuvo este subrayado especial. En un clima de sencillez y cariño fuimos expresando nuestros sentimientos hacia Francisca y ella hizo su acción de gracias especial a Dios, a las Hijas de Jesús, a su familia… Continuamos la celebración con una cena en la que seguimos compartiendo todos nuestra alegría y emoción.
Dimos gracias porque:
Contamos sus años no por el tiempo vivido, sino por la grandeza de su corazón.
No por los frutos que ha podido recoger en sus 100 años, sino por todo lo que ha sembrado.
No sólo por los sueños que se realizaron sino por los que le siguen ilusionando.
No únicamente por los 100 años que tiene, sino por aquello que ha hecho con sus años.
POR TODO ELLO, LE SEGUIMOS DICIENDO A DIOS:
MUCHAS GRACIAS, SEÑOR POR LA VIDA FRANCISCA Y SÍGUELA BENDICIENDO
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