"Una condición general de base es esta: hablar claro. Que ninguno diga: esto no puede decirse, si lo digo pensarán mal de mí. Decid todo lo que pensáis, libremente. Tras el último consistorio de febrero 2014, en el que se habló de la familia, un cardenal me escribió esto: ¡Qué pena! Algunos cardenales no se han atrevido a decir algunas cosas por respeto al Papa!, pensando que quizá el Papa pensaba algo distinto. Esto no está bien”.
"Al mismo tiempo, se debe escuchar con
humildad y acoger con corazón abierto lo que dicen nuestros hermanos.
Con estas dos actitudes se ejercita la sinodalidad”.
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