
Desconectad. Muchas veces, a la oración se le da una importancia secundaria, por lo saturadas que están nuestras vidas. Cree una zona segura en su casa y un período de tiempo donde se desconecten por completo de la televisión, la música, la Internet y la computadora. En ese silencioso período, anime a sus hijos a escuchar a Dios, que es el otro lado de la oración que, con frecuencia, no practicamos. Pasen tiempo, como familia, compartiendo tranquilamente sus preocupaciones, alegrías y necesidades.
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