
Cuando quieres algo, pones de tu parte para alcanzarlo. Algunos pasos que te parecen pequeños son verdaderamente fundamentales. Otros se dan como por sí solos. Lo cual comprendes con el paso del tiempo. Aunque no se tarda mucho en percibir cuánto modifican. En determinadas circunstancias hay que hacer un ejercicio de fuerza de voluntad grande para no dejarse llevar por las rutinas de antes y aguantar las novedades, no últimas, que se tienen que dar para alcanzar la meta. Como quien se despierta por la mañana para ir al trabajo y sabe que tienen que coger el transporte que sea para abrir la puerta de su jornal. El transporte sólo es un medio, y se puede disfrutar en mayor o menor medida, sin quedarse en él.
Vigilar es lo contrario de obsesionarse. El que se obsesiona no vive, prendando de su objeto. El que vigila sabe contemplar y aguardar, sabe abrir y cerrar, sabe abrazar el mundo y posarse respetuosamente en él.
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