El evangelio de hoy Jesús nos invita a amar como Él amaba. La prioridades de él fueron los pobres, los abandonados, los que sufren.
El amor de Jesús es lo que nos puede enseñar a amar de verdad a los hombres y mujeres cercanos a nuestra vida, también a los alejados.
El sentir la experiencia del amor a Jesús es lo que puede darnos fuerzas para liberarnos de tanta sensatez fría y calculadora que nos impide comprometernos por el bien de los demás de mil maneras: de amar en compromisos sociales difíciles, en compromisos que acarrean gastos y sacrificios de toda índole, en el compromiso de amar incluso sin esperar ganancia alguna como contrapartida. El amor a Jesús es lo que nos da fuerzas para renunciar a amar solo cuando consigo algo para mí con mi amor.
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