En ocasiones no es cuestión de ideología, sino de líneas rojas. Las mías fueron traspasadas ayer con la decisión de negar a los inmigrantes en situación irregular el derecho a la salud.
El Gobierno justifica su decisión en el
ahorro de 500 millones de euros del gasto sanitario. Eso es,
sencillamente, imposible de saber. En primer lugar, el número de
extranjeros que residen irregularmente en nuestro país es enormemente
vaporoso. En segundo lugar, la imposibilidad de ser atendidos en la red
de asistencia primaria podría llevar a muchos de ellos a recurrir a los
servicios de urgencias, que ya actúan por encima de sus
posibilidades. En tercer lugar, la 'desaparición' sanitaria de una
población de esta envergadura puede generar problemas de salud pública
cuya resolución compense en gran medida el ahorro que se pretende hacer
ahora. Un ejemplo: España es en este momento uno de los países
desarrollados con mayor número de enfermos de tuberculosis, una enfermedad con variantes extremadamente peligrosas que se concentra en algunos grupos de población inmigrantes.
Por Gonzalo Fanjul
Foto de Cristóbal Manuel

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