Ser inmigrante en España (y en muchos otros países de la UE), no resulta en absoluto sencillo. Aparte de ver limitado el acceso a determinados derechos, la población inmigrante està sometida a constantes juicios y valoraciones demagógicas y populistas, tal y como señala SOS racismo en su campaña Que la ola de odio no salpique nuestros municipios.
La mayoría de los estudios sobre pobreza publicados en España en los últimos años coinciden en señalar a la población inmigrante como uno de los grupos más vulnerables. Así lo recogen, por ejemplo, dos informes presentados este mes de marzo: Situación de la población trabajadora extranjera (UGT) y La situación social de los inmigrantes acompañados (Cáritas).
Por Kiko Lorenzo
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