
Y he seguido tu rastro.
Y me has dicho: acaricia.
Y después has sonreído.
Yo también.
Y más tarde te he encontrado
siendo yo la acariciada
sintiéndome acogida
gracias a la Madre Cándida.
Te he encontrado en un colegio
que vibra con emoción
con Juanitatxo, la de Berrozpe,
y con la historia de la Congregación.
Y es una suerte llamarla
dentro de poco santa
por ser mujer valiente,
soñadora, audaz,
que pone la confianza
en Dios y nada más,
mujer que todo lo tiñe
de color, luz, ilusión,
mujer que transmite
fe, esperanza,
compromiso llevado a la acción.
Y me siento acariciada
por su espiritualidad,
y me siento llamada
a seguir su senda y llegar
a través de ella a construir
el Reino de Dios, al fin.
el Reino de Dios, al fin.
Hoy me he encontrado contigo
y he seguido tu rastro.
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