04 mayo 2015

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 274

Carta nº  274     Abril 1904
“Los informes que dan de esa joven no son muy agradables, pues parece que tiene la cabeza un poco dura, y eso es malo; vean bien si conviene”

            Lo primero que me provocó esta perla cuando la elegí es una sonrisa. Ya me ha pasado otras veces, pero es que imagino la situación y me suena a hoy. Cómo se repiten los acontecimientos, las actitudes. Y en todos los casos, en todas las fechas, no es bueno tener la cabeza dura, entendido esto como no tener la capacidad de escuchar, de cambiar, de darnos cuenta que Dios habla a veces de unas formas que no lo entendemos.

            Tener la cabeza dura es algo así como cerrar los oídos a lo diferente, es pensar que sólo vale lo que tú piensas y que lo de los demás está equivocado. Es no reconocer que todos en alguna ocasión hemos tenido que pedir perdón por algo.

            Tener la cabeza dura es hacerse tan duro como esa rama que se separa de la vid y sólo sirve para que la echen al fuego, ya que nunca dará fruto.

            Y ante estas personas o estos momentos, Dios nos dice, a través de la M. Cándida, que veamos a ver lo que conviene, que le demos una vuelta más para descubrir cómo son las cosas de verdad, no sea que nos pase como con Pedro, Tomás y muchos más. Y Dios nos dice que lo mismo con cada uno de nosotros. Que estemos unidos a Él, que si queremos dar frutos buenos no nos separemos de esa cepa de misericordia y sobre todo de vida. Porque tener la cabeza dura es normal en algún momento, pero lo que hacemos a partir de a


hí, eso es lo importante, eso es lo que puede cambiar a una perdona que mantiene el corazón blando y abierto a escuchar.

            Seguimos en primavera, seguimos en Pascua, seguimos oliendo a azahar, seguimos empeñados en que se note. Que nuestra alegría y nuestra sonrisa sean fruto de nuestro buen corazón. Y si no nos sale la sonrisa, por lo menos hay que intentarlo, hay que seguir confiando, hay que seguir esperando porque “cada flor florece a su tiempo” y cada árbol tiene su momento, como las personas. Sólo nos queda, como los buenos agricultores, saber esperar con mirada atenta y confiada.


            Feliz primavera y sobre todo FELIZ PASCUA.

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